Había una vez...un dragón rojo. Era viejo, muy viejo y sabio. Podía responder cualquier pregunta tan velozmente como soplar una llamarada. Un día fue a visitarlo el viento blanco.
Dicen que no fue a preguntarle, sino a conversar. Se sentaron en la cima de la montaña más alta, los dos solos. Tanto se entusiasmaron conversando que las llamas del dragón rojo crecieron y crecieron en el viento hasta alcanzar el cielo. Y giraron, giraron, hasta formar una bola de fuego. Dice la historia que así se creó el Sol.
Diana Mosches. “El dragón rojo y el viento blanco”.
Ahora Continuemos con una Actividad
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